1/2 IRONMAN Cascais (Portugal) por Luis Miguel Dominguez Romero

El fin de semana del 1 al 3 septiembre 2017 pude conquistar uno de los retos más importantes y duros previsto hasta ahora desde que me inicié en el Triatlón.

Realizar el Ironman 70.3 de Cascáis (Portugal) una prueba que la organizaba la marca IRONMAN y que «pintaban» muy bien ya que iba a ser un éxito debido a la climatología y paisajes del entorno…..¡¡ Y no se equivocaron en absoluto!! 

Desde el primer día y hasta el último fue todo un éxito. Se mostraron como una gran multinacional en organizar Triatlones de media y larga distancia.

¿COMO COMENZÓ TÚ DEBUT EN LA MEDIA DISTANCIA?

Ya son muchos días, meses y años en los que afortunadamente conozco a Samer una persona la cual se involucra con sus triatletas en todo lo posible y lo imposible dándote todo lo que este a su alcance. Aún recuerdo cuando empecé en este gran Club tan solo pocos meses después de que este se formara.

¡Lo recuerdo exactamente! Fue un día de entrenos en el parque del Alamillo cuando rodando con Samer me dijo que según las cualidades que él me veía, le sacaría mejor provecho a la media distancia debido a que no era un pez en el agua jajajajaja y fue ahí cuando empezó a picarme el gusanillo por la media distancia. Desde ese día hasta hoy han pasado casi cuatro años y medios.

Durante ese tiempo entrene para cortas distancias como Sprint, olímpicos y Duatlon hasta coger confianza en el agua a base de clases de natación. En Enero de este año (2017) conversando con mi mujer le propuse de irnos a Portugal y hacer el Ironman 70.3 de Cascáis. Ella me dijo que por qué no iba poder con esa prueba, y así fue! me inscribí con mil y una dudas sobre mi estado de forma pero ya no se podía dar el paso atrás.

A todo esto le sumo una lesión que me tuvo casi seis meses de recuperación a base de fortalecimiento, compensación muscular y cambios biomecánicos para adaptarme a la nueva bici y técnica de carrera. Todo un calvario que el que me ha seguido sabe cómo lo he pasado en estos meses casi sin poder entrenar, pero bueno como dice el refrán «después de la tormenta siempre llega la calma». Empezó a disminuir el dolor hasta poder entrenar al 100×100 el tiempo que me quedaba hasta el día de la carrera que sabía que era poco pero tenía que darlo todo.

Han sido meses de muchos kilómetros a pie, horas de bicicleta y metros en natación. A lo que si le sumas compartir tu hobby con la familia y trabajo supone un gran esfuerzo en el estado de ánimo ya que te gustaría que el día tuviese más de 24 horas para poder descansar y no quitarte horas de tu sueño para entrenar. Sé que es un error no descansar, pero cuando no te dedicas profesionalmente a esto y no vives de este deporte no hay más remedio. 

«DÍAS PREVIOS A LA PRUEBA Y EL GRAN DÍA «

Cuando ves que te queda una semana para la prueba empiezan los dolores musculares, las dudas en la cabeza de si podré o no podré terminarlo, cómo lo terminaré?, en cuanto  tiempo? lo terminaré? ó si he entrenado lo suficiente. Además de todo esto mi mujer estaba embarazada y estando conmigo en Portugal comenzaron a entrarle pequeñas contracciones; De verdad…. ¡¡no sabía dónde meterme!!.

Llegado el día 1 hacemos las maletas y nos marchamos para Portugal llegando a las 15h, buscamos un sitio para comer. Un defecto que tengo es que soy bastante meticuloso en los entrenos y alimentación así que busco un sitio que se adecue a mi dieta no vaya a ser que lo tire todo por la borda en los últimos días.

Cuando terminamos de comer nos vamos a dar una vuelta por la feria del triatleta. Aquello es una auténtica pasada con cientos de personas vendiéndote los mejores productos y tú aún más nervioso….. son las 18:00 h de la tarde y me pongo a recoger el dorsal. Cuando te ves allí firmando te crees hasta que eres un ¡profesional!.  Foto característica y para la playa a nadar un rato antes de cenar e irte a la cama con la mala suerte de que se levanta un temporal de viento enorme y nos mandan un e-mail la organización comunicando que las bicicletas deberán dejarse el mismo día de la competición a las 3:30 de la mañana para no dañar las mismas.

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El día 2 me levanto temprano para dar una vuelta en la bici y un pequeño rodaje a pie, así activamos la musculatura para el día de la carrera. Parece que no hay viento y que todo iba a salir bien pero de nuevo a eso de las 20:00 h de la tarde empezó el viento y para desconectar nos dimos con la familia una vuelta por Cascáis y estar temprano en el hotel. Al día siguiente había que estar a las 3:00 de la mañana en planta para llevar la bicicleta, desayunar y hacer el checking del material.

Y por fin llegó ese magnífico día «día 3». Todo preparado material listo y nos ponemos el neopreno para calentar en el agua. Parece que el viento apacigua un poco y vamos a poder disfrutar de este momento tan esperado. Allí estaba ella, mi mujer y mi hijo con su cámara intentando captar los momentos imborrables.

Dan el pistoletazo de salida y me pongo en el cajón de menos de 35 minutos, supondría que entraría en ese tiempo con lo que me llevo la impresión al salir del agua que van 29 minutos seis menos de lo esperado que con la transición se van a 31 pero el reloj es lo que menos miré y pensé; es imposible! Lo que me dio el punto de confianza que me faltaba.

Me monto en en mi cabra me pongo a pedalear y solo miraba los watios. Y es que los kilómetros iban avanzando y me encontraba físicamente a tope. Adelantaba a otros corredores y seguía disfrutando a una media de 38 km/h. Esta satisfacción solo significaba una cosa; el entrenamiento estaba dando sus resultados, la bicicleta se me da muy bien y había que subir un par de puertos de montaña que me bajaron la media pero no me importaba. Seguía encontrándome bien y sin molestias que era lo que más me preocupaba. Me bajo de la bicicleta en 2h30 minutos cosa que tampoco me esperaba, otro punto más de confianza.

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Llegó ya el último tramo; la carrera a pie a la que tenía un poco de respeto por que no sabía como me iban a responder las piernas pero bueno;  tenía que echar el resto, así fueron pasando los km y mi ritmo no bajaba de 4:10 y pensaba que en el km 15 me pasaría factura cosa que no ocurrió !! Hubo muchos desniveles en la carrera y tenía que subir el ritmo un poco. Por el km 18 los isquiotibiales me estaban avisando de que se subirían en cualquier momento. Fue entonces cuando empece a sufrir un poco pero no podía destrozar la carrera a falta de 3 km para meta y empezó el calvario. Mil cosas se te pasan por la cabeza y una sola decía continúa queda poco. Ves a mucha gente llamarte por tu nombre sin saber quién eres y eso te motiva aún más así que aumente el ritmo a lo que daba mi cuerpo hasta meta llegando en 1h32.

Todo ese sufrimiento se esfumó cuando en la meta ves a tu familia vociferando:

¡¡VAMOS PAPIIIIII¡¡  a la vez que le das un beso lagrimeando entre las gafas y la gorra que tapa tu cara de «dolor de piernas» y cruzas la meta a la vez que ponen tu nombre en el cartel y te plantan tu medalla de FINISHER  en 4h 46′.

Ya todo terminó. A recuperar y preparar el próximo. Una experiencia inolvidable que todo triatleta debe experimentar. Y más aún si detrás hay una gran historia y anécdotas que contar…..