El pasado Domingo 25 de Enero se celebraba la 20º edición de la media maratón Isla de la Cartuja. Con salida a las 11 de la mañana desde la Avenida Américo Vespuccio los atletas completaban un circuito de 21.195m por las calles de la Isla de la Cartuja, Paseo del río y San Jerónimo para entrar en la meta situada en el interior del Estadio Olímpico de Sevilla.

La medía maratón de Cartuja estaba dentro de nuestro calendario en nuestra preparación para los duatlones/triatlones. Es por ello que entre los mas de 3000 atletas podíamos ver grandes grupos de «Isbilyos» disfrutando de un gran día de deporte en nuestra ciudad. De entre todos destacamos a nuestra campeona María Rojo la cual demostró que esta preparada para la temporada de Duatlón y se adjudicó la victoria en féminas con 1h:22´. Asimismo Samer Alí que esta comenzando la temporada se codeó con los grandes atletas y se clasificó en una gran 3º posición haciendo una gran marca de 1h 10´. Enhorabuena a todo el equipo y en especial a nuestros CAMPEONES.

A continuación os dejamos una gran crónica de uno de nuestros compañeros que refleja a la perfección el sentimiento de cualquiera de los 3000 atletas que se dieron cita en la salida de la media maratón. No tiene desperdicio.

El autor lo titula: «Los Isbilyos son Italianos…

La mañana nace fría, abierta, luminosa. Es un domingo más, el barrio, tu barrio, se despierta poco a poco y mientras suena en los bares el sonido de las cazoletas de café y marchan las medias con jamón, otras cosas marchan.

El primer sonido de la mañana es el de la máquina engrasada que gira, el zumbido de los radios cortando el viento, el de la cadena que engrana un piñón más o menos. Y así, camino del norte, un norte cercano, varias bicicletas inician un camino de velocidad y compañerismo.

Como siempre, o casi siempre, que es lo mismo, voy tarde. Todo preparado con antelación, todo listo…salvo los cola-caos matutinos, los deberes de última hora, la llamada de atención. Y mi café, ese café que es una isla de relax, se pierde; y me molesta que Álvaro, por culpa mía, también convierta su relax en un minuto acelerado. Así que a programar el tiempo, que es el justo y contado; a pesar que no habrá foto previa, que no habrá calentamiento distendido, que será llegar y correr.

La realidad es más amable; vemos a casi todos: Samer, Julio, Jesús, Juan…eso sí, sin foto. Podemos calentar, aclimatarnos, colocarnos atrás en la salida y hablar con los demás para saber el tiempo que han programado. Es entonces cuando pienso que los isbilyos son italianos; que todos dicen, decimos, cinco o seis minutos más de lo que piensan hacer; que todos dicen, decimos, que están justitos, cuando se ven más fuertes que otras veces; que todos guardan, y ahí ya no entro yo, una bala en la recámara, un último acelerón, un feroz cambio de ritmo.

Lo decía aquel locutor, la serpiente multicolor; eso es esta carrera, un monstruo que gira, que va dando a cada uno un lugar, a los primeros el premio a su constancia y a sus facultades; a los demás también un premio, el de batir al dios Cronos, el de superar un obstáculo, el de acabar un reto. A mí me trae unas heridas que se me antojan bestiales, que no lo serán tanto, no hay que ser tan mirado, y un cambio de idea. Los isbilyos no pueden ser italianos.

Cierto es que se acicalan, se cuidan, se miran, se visten de rojo y blanco para la ocasión. Cierto es. Cierto es que saben guardar un poco, solo por si a algún mamón le da por atacar al final, que siempre los hay, y no es cuestión de dejarse ganar. Pero eso es cierto hasta que otro isbilyo necesita un compañero.

Sobre las bicicletas varios jinetes de rojo cabalgan, parecen escoltar a un rey; y lo es, un compañero queda atrás, y esperarlo, y llevarlo, es cuestión de Estado. Sobre la pista de tierra del Alamillo un corredor isbilyo sacrifica su tiempo por llevarme, por hacerme desistir de la idea del abandono, por ayudarme a borrar el dolor de mi mente. Es Juan, un veterano, que habrá sido isbilyo desde hace tiempo sin saberlo.

Y los isbilyos han llegado a meta. No sé lo que hemos conseguido entre todos, no sé si somos el club con más miembros en meta, no lo sé, ahora no estoy para eso. Estoy para pensar que habrá mas domingos, con sol, con lluvia, con frío. Y para decir que los isbilyos son de esta tierra: recios, fuertes, bravucones…Y buenos compañeros.

¡Go, go, go!»

José Ángel Gutiérrez Aguilar.



26 Enero 2015